una cajera de supermercado lleva antenas parabólicas.no sé porque,pero lleva antenas parabólicas.me gustaría preguntarle porqué lleva esas antenas parabólicas,pero me dan cierto pánico las antenas parabólicas.así que yo me alejo y me voy de aquí,aunque al salir veo que no sólo la cajera de supermercado lleva antenas parabólicas,sino que todo el mundo lleva antenas parabólicas en la cabeza.miro horrorizada a mi alrdedor y me doy cuenta de que yo también llevo antenas parabólicas y de repente se me vienen a la cabeza los pensamientos de la cajera de supermercado de las antenas parabólicas.y también me doy cuenta de que mis pensamientos están en la cabeza de la cajera de supermercado.y en la mente de todos los demás.hola,debo irme a pedir un préstamo al banco porque tengo que pagar mi piso porque si no me echarán del piso y tendré que irme a vivir en un piso de solteros en la periferia de New York,y eso es terrible.eso me viene a la cabeza,estoy pensando,entonces digo,esas antenas nos hace conocer lo que los demás piensan.no me gustan y me las quito.entonces llego a casa y miro mi buzón y hay una carta.abro el sobre y muchas moscas salen volando.moscas con antenas parabólicas.entonces me digo,vaya mundo este en que vivimos que nos controlan mentalmente y nos manipulan.pero no puedo aplastar esas moscas de antenas parabólicas y decido salir a pasear por la playa.es lo que tiene,lo sé,no estar de acuerdo con los pensamientos totalitarios.

existimos porque alguien nos piensa.
luego Cupido existe porque alguien está pensando en él.
¿porqué tenéis que pensar en Cupido,malditos?
si no pensarais en Cupido no existiría,ah,pero claro,entonces os quejaríais y diríais pobres de nosotros,así no nos podremos enamorar.qué,¿acaso necesitais a ese estúpido para enamoraros?
pues luego no digais que sufrís.eso es porque os habéis hecho muy amigos de Cupido.y la amistad es ficticia,y más si se trata de ese.está bien,para mí han dejado de existir las guerras.ahora sólo existen los semáforos amarillos por todas las ciudades.pero me estoy equivocando,si digo que no existen las guerras ya existen.porque pienso en que no existen, entonces lo pienso.entonces mejor no pienso nada.
no penséis en Cupido que luego por vuestra culpa empieza a dar círculos por alrdedor y se vuelve tonto.

mi voluntad despreció desde siempre mi conciencia.y viceversa.la acción y la pérdida del tiempo fueron enemigos de mi voluntad,y este misma jamás supo llevarse bien con mi maldita conciencia.no.no tengo conciencia.quiero desprenderme de la conciencia.quiero desprenderme del ocio inútil,y quiero que la voluntad sea libre.pero sé que sin conciencia no sabré qué podrá alcanzar esa maldita voluntad,porque de alguna manera u otra,la voluntad se rige por la conciencia,pues todo aquellos que quiero es aceptado previamente por la conciencia como meta o fin de la acción.pero no.no quiero voluntad.no quiero conciencia.la voluntad rechazó la conciencia y ahora debo pagar las consecuencias.viendo el fracaso y la decadencia paulatina de mi propia moral.
no rompáis nunca los lazos entre conciencia y voluntad,pues aquéllo que querais hacer se verá determinado por el azar y la suerte.y creanme,la suerte no existe.

me he quemado la lengua. tengo ganas de llorar. en la tele un surfero que vive en Hawai habla de su vida. más quisiera yo vivir en Hawai. no sé, a veces me pasan cosas que no sé como afrontarlas. por ejemplo ahora no sé si debo gritar de alegría o desmayarme sobre mi propia conciencia y arrancarla del fuero interno de mi corazón, porque sé que podría haber hecho más, pero no quise. ah, nunca infravaloréis vuestra voluntad. deseo hacer pompas, de esas de espuma que huelen a champú de frambuesa. y en una de esas burbujas deseo meter mi vida entera y llevarla a volar. yo que sé, o colgarla de una nube y experimentar la ingravidez de los sentimientos. algo tan estúpido que me hace sonreír. no me estoy enamorando, pero tengo ganas de llorar. porque simplemente tengo ganas de llorar. soy felíz, pero quiero llorar. y no porque quiera llorar significa que esté triste. es que simplemente tengo ganas de llorar. soy felíz por haber llegado hasta aquí. pero al mismo tiempo, estoy llorando porque no sé qué hacer ahora. bah, mejor no me hago caso. no volveré a quemarme la lengua. no volveré a desaprovechar el tiempo. me lo prometo a mí misma. pero hoy tengo terribles ganas de llorar.

un extraño susurro en mis oídos. el cielo arde bajo el sol, y mayo se va escapando entre los neumáticos flameados del cielo. el verano brota de la ventana en forma de raíces de baobabs de plastilina del desierto de Uzbekistán. el tic tac del semáforo de mi corazón es incesante y poco a poco se desvanece su arquiterctura emocional. un tango suena a lo lejos, y me entran ganas de llorar. a veces, las cosas son tan maravillosas, que simplemente, te hacen llorar.

la primavera de Vivaldi,un mes de mayo más frío que nunca,invierno disfrazado de primavera,soñamos despiertos y sólo sueño yo.una industria que contamina al lado de mi casa me huele a vacas muertas y a pastel de calabaza,y al cerrar la ventana me entran ganas de llorar.Lo irreversible es lo más terrible,y no paro de pensar en que algún día me moriré,¿quién quiere morirse?Nadie quiere morirse,pero todos nos moriremos algún día.y no quiero llorar por lo perpetuo que no se puede cambiar,no quiero.
(las empresas de azúcar son las más terribles,no pienso destrozar mi vida ni contribuir a la esclavitud de las putas empresas de azúcar americanas que explotan a los más pobres y encima compran a los políticos)
ea,ea,¿qué me van a hacer? ahora ya no te puedes ni expresar.

en aquélla ocasión tuve suerte,aunque no sabía si fue por el azar o por eso,por tener suerte.la gente se alimenta de la suerte y se creen que todo lo bueno que les pasa es porque tienen suerte.aunque a veces me pregunto si en realidad no soy yo la que tiene suerte por no tener suerte.porque es que los que tienen suerte dependen de la suerte.pero las consecuencias en caso de fracaso suelen ser desastrosas.entonces es cuando dicen que han dejado de tener suerte.es irreverente.yo estaba pensando si la suerte no es algo que viene del espacio cuadrangular de nuestra mente.pero ah,¿es que el espacio puede tener forma?pues sí,díganmelo a mí,yo no tengo la suerte que ustedes tienen.o creen tener.

vuelvan a mí tus pesadillas
sobre aviones de papel azul
pintando con los jugos de tus pupilas

sus vuelos esféricos.
vuelvan a mí tus besos,
virus en citoplasma de ácido nítrico que arañan mis labios
con tantos silencios abruptos.
vuelvan a mí tus manos,
vuelvan sobre mis pechos,
sobre mis piernas,
vuelva tu cuerpo a recrear
la belleza sinfónica de un sueño primaveral.
vuelvas tú a mí, maldito,
que yo no volveré a tí

nunca jamás.

me horroriza el cinismo,no como doctrina filosófica,sino como doctrina de vida.me horroriza en realidad la palabra doctrina asociada a la vida,y acabo haciendo siempre la misma repetición léxica.en la tele hablan de ratas y cabras y antes ví un borracho que tenía una camiseta en la que ponía afortunados los borrachos porque ven a dios dos veces.ya,dios si existe no se ve,pero yo no puedo creer en lo que podría existir,sino en lo que existe.tampoco puedo negar lo que no sé si existe porque podría existir.bah,no quiero hablar de nada.mi corazón es un híbrido entre el pasado y el futuro y tiene estructura pastosa,como el chicle rosa que estoy masticando que tiene sabor a resina de roble.me estoy convirtiendo en una réplica de mí misma y eso me disgusta,como que me estoy volviendo tan repetitiva que sé que no me queda más por decir.tengo una sopa de sentimientos en el interior que está hirviendo en mi paladar.bla,bla,bla,bla,así que me encierro en mi habitación escuchando música caribeña y africana y pienso en que me estoy haciendo cada día mayor,y me entran escalofríos al pensar en que quizás mañana conozca a alguien y tenga que decirle
-hola,yo soy ya casi universitaria.

una vida underground,las cosas me parecen como en los años setenta.cada día detesto más lo establecido,y soy algo susceptible a lo aparentemente bonito.lo singular visualmente es una mezcla de sinfonías para las pupilas.claro,tratándose de algo que no sea macabro ni perjudicial para nadie.entonces quisiera ser un personaje de cómics eróticos de los setenta.

Ustedes no lo comprenderían, no. Hoy ya sólo se preocupan por estupideces y cualquier cosa que les haga parecer que el mundo se acaba por dejar de percibirlo. Yo en mi tiempo no era así, no. Y quizás me avergüence de seguir pensando en lo que fui, aún a pesar de no lamentarme, ni tan siquiera de pensar en la hipótesis de cómo habría sido mi vida si no hubiese sido tal como fui. Pero no, señores, no estoy para ucronías. Pues bien, yo sé que no podría recordar con certeza todas y cada una de las vilezas que cometí para enriquecer superficialmente mi moral, o eso es lo que yo creía, pues en realidad estaba acrecentando mi propia vanidad con áspera sutileza, sí, como oyen, acrecentando mi vanidad y convirtiéndome a mí misma en mi propia enemiga, aún gozando de ello y lo que es peor, siendo consciente de que era quizá el más ruin ser que había sobre la faz de la tierra. Y no sólo ruin con los demás, sino conmigo misma. Hacia el año ochenta y tres trabajaba como secretaria en el periódico de un imbécil que se creía con derecho a tratar mal a sus inferiores, y digo inferiores con un espeluznante sabor de plomo que recorre mi garganta, pues el mismo concepto de inferiores me hacía vomitar mentalmente sobre todos sus principios. Pero como ven, con el tiempo una se acostumbra y asimila la tarea de sobrevivir al mundo que le sobreviene, y con ello ya los conceptos a los que antes se rebelaba, quedan como reductos de un descontento interior, eso sí, de la vida pasada, pues ellos mismos se apaciguan y finalmente, se acaban abandonando y perecen, quedando sólo una frágil piel de su esencia. Pues como les iba contando, mi única compañía era mi máquina de escribir, y aún ni eso, pues todo aquello que hacía me parecía demasiado ridículo para mi propia naturaleza, y aunque desconocía mi verdadera naturaleza, sabía que, desde luego, no estaba acorde a esa vida fingida que llevaba. Así que pronto decidí abandonar el periódico y el mal trago que me hacía pasar el tener que escribir constantemente necedades con las que no podía estar más en desacuerdo. Gracias a que mi tío abuelo había sido un importante integrante del Partido Comunista de su tiempo, conseguí un puesto como funcionaria en un centro de documentación histórica en el mismísimo centro de Bucarest. Corría el año ochenta y siete, y yo observaba la vida con una mueca despreciable, pues todo cuanto me rodeaba me parecía horrible. La monotonía impregnaba todos y cada uno de mis días, pero ¡ah!, en esa feroz agonía espiritual, disfrutaba inconscientemente del fracaso personal y moral de mi vida, disfrutaba de mi propio dolor y lo más imperdonable, es que quería proyectar esos sentimientos sobre los demás. Perdonadme, pues anteriormente dije una estupidez, y es que no disfrutaba inconscientemente de mi propia vileza, sino que tenía perfecta constancia de mi comportamiento, pero deseaba seguir así, me gustaba mi propia humillación. Y necesitaba que esa degradación se sintiera en los demás. Me satisfacía el estar haciendo lo que más odiaba, bueno, en realidad no era lo que estaba haciendo lo que más odiaba, sino el cómo había llegado hasta ahí. Vivía de los méritos de los demás, de mi tío abuelo, que me consiguió ese trabajo. Pero yo no quería ese trabajo, porque lo había conseguido a través de mi tío abuelo, al que, en cierta manera, sólo le tenía respeto, pues me asqueaban sus ideales y toda esa filosofía característica de su vida, en la cual lo injusto se justificaba por beneficiar a aquél que producía la injusticia. De alguna manera u otra, me sentía culpable por no haber sido capaz de llegar hasta ahí por mí misma, pero al mismo tiempo sabía, que de haber llegado hasta ahí sin ayuda de nadie, habría sido porque realmente me habría gustado lo que estaba haciendo, y eso es lo que más me horrorizaba, pensar en la posibilidad de que aquello que ahora me parecía completamente terrorífico me podría haber gustado. En mis rutinarias visitas a un restaurante que se situaba a la esquina de detrás de mi oficina, podía espolear mi bajeza con las desgracias de los demás. Miraba a aquéllos pobres desgraciados bebiendo para ahogar sus penas, sin ningún sueño por delante, y yo me mofaba, en cierta manera, de su infelicidad, aunque yo era una desgraciada más entre tantos desgraciados, y quizás por eso quería salir de mi propia fatalidad, pero usando como escalera para ascender la debilidad de los demás. En este restaurante conocí a Vladimir, un director de escuela que era bastante propicio a la ignorancia. Tenía unos cuarenta años, y se notaba en sus ojos que era un verdadero gilipollas, de esos a los que les gusta saciar su poder a través de la violencia. En realidad, nunca llegué a tener una conversación verdadera con él, pero siempre me hablaba de sus alumnos y parecía que disfrutaba insultándolos y pegándolos, pues en la comisura de sus labios se reflejaba un patético orgullo. Pero en el fondo, yo no lograba odiar a ese ser. Aunque me resultaba de lo más cómico verlo hablar siempre de sí mismo, de sus terribles acciones como algo bueno, en el fondo no podía ser más desgraciado que yo. No, señores, y he aquí mi razón. Vladimir era un ser repugnante. Pero él no estaba consciente de eso. No. Él creía que lo que hacía no tenía nada de malo, por el contrario, era algo bueno. Y él no podía sentirse mal, porque no sabía que lo que estaba haciendo era algo vil. Pero a cambio, yo estaba delante suya, mirándolo cómo mueve los labios soltando esa cloaca de palabras, y ni me inmutaba. Me divertía su actitud. Es más, aunque manifestaba mi sentimiento misantrópico a través de la indiferencia, en mi interior me quemaba por dentro las ganas de pegar bofetadas a esos estúpidos. Y al mismo tiempo, tenía ganas de que alguien me pegara una bofetada.

un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, a partir de aquí los número se repiten y mi vida se convierte en una fracción de segundo que apenas se percibe dentro de lo efímero y lo absurdo del infinito paradigmático del ser. nuestras vidas se llenan de erotismo y una ficticia alegría, algo espantoso, pero tentador,como esos pequeños recuerdos que tienen tentáculos y que me hacen llorar al adherirse a mis pupilas. me sumerjo en una depresión prevacacional y me echo a llorar odiando el feroz egoísmo de la sociedad. salgo fuera, me siento en un banco y delante unas chinas se tocan las rodillas mientras cantan una canción horripilante. fuman,se dan la vueltan y sonríen como estúpidas. me enamoro de ellas y me hiere el tiempo. me hiere la vida, me hiere morir. bla, bla, bla, yo a veces pienso que sería mejor que nadie pudiese hablar. entonces te diría te quiero bajándote los pantalones y diciéndote, mon amour, quiero que dejes de quererme. sólo consigo ver fórmulas físicas y tablas periódicas, y pienso que de verdad, esta falta de sueño me está volviendo realmente loca. que te odien y que no puedas odiar es bueno para satisfacer tu estéril ego y tu vanidad.bah, mejor me voy a otro planeta más bonito.

nos estamos muriendo poco a poco.

las niñas son rematadamente patéticas.

y a mí me gusta reírme de las niñas rematadamente patéticas.

¿es que no te das cuenta de lo rematadamente patética que eres?

porque es que eres rematadamente patética.

Es algo nefasto dormir sólo tres horas por noche.Síndrome de Algúndíamearrepentirédenohaberhecholoqueteníaquehaberhecho. Perezco efímeramente y pierdo la cabeza. La integral de la raíz cuadrada de una vida entera. Mira,vamos a terminar con eso y tengo mi vida en una burbuja de goma que se hincha como un cordón umbilical a punto de estallar. Detesto la hipocresía. Todo lo que me rodea me parece irreal y me recuerda a esos periódicos que anuncian brujerías y cosas así de ridículas. Actitud dramática y es algo recíproco, mi amor. No tengo tiempo, y mi relación acabó por falta de tiempo. No. Mi tiempo acabó por mi relación. Pero no me importa. Un perro estornuda a lo lejos y nos fumamos un cigarro con Clint Eastwood aunque tememos a la bronquitis. Pienso en que estoy perdiendo el tiempo y me tiembla el corazón de tan poco dormir. Medicina para insomnio, no.Bla, bla, bla, bla, ¿bla bla bla? ¡bla bla! Podría seguir diciendo infinitamente un montón de banalidades y seguro que moriría de estrés crónico.Para ser una astronauta tengo que estudiar, claro. Aunque para volverse mal de la cabeza no hace falta nada. Sólo eso, no dormir. Ai, pero no me quejo, no. Simplemente, necesito vivir.

hola
una vez mientras paseaba por el campo me encontré con un extraterrestre que cantaba canciones country americanas y salí corriendo.pero me tropecé y me caí a un charco de agua.resulta que el agua salía de un grifo que se había roto de una granja abandonada.entré adentro y había un hombre que decía que venía de la luna.me asusté un poco,pero acto seguido me recitó unos versos de Shakespeare y me tranquilicé bastante.le dije que me perseguía Cupido y me dijo que me escondiese entre la paja,detrás de unos cubos que tenían dentro un montón de libros antiguos.no sabía qué hacer cuando de repente escuché pasos de alguien corriendo.sin tiempo para pensar me escondí detrás de los cubos.
-hola,¿está aquí?
-¿quién?
-una chicuela que se anda escondiendo de mí.
-no,por aquí no pasó nadie.
-habla usted raro.
-soy de la luna.
-bienvenido sea a la tierra,yo soy Cupido.
-encantado,Cupido.
-tengo que encontrar a esa chicuela y hacer que se enamore.
-suerte,hasta luego.
-hasta luego.
escuché en silencio aquellas palabras que aún siguen latiendo en mi memoria y esperé a que Cupido se fuera cuando salí.
-gracias,hombre de la luna.
-¿por qué se anda usted escondiendo de ese?
-pues verás,que no me quiero enamorar yo de nadie y que nadie se enamore de mí.
-yo una vez estuve enamorado pero durante cinco segundos.
-¿cómo?
-una estrella fugaz que pasó cerca de la luna,estaba realmente bella.
-¿cómo fue?
-fue lo único que amé realmente.
sorprendida,caí en la cuenta de que llevaba mucho tiempo ahí y supe que era el momento de marcharme.
-¿qué buscas en la tierra?
-nada,me gusta buscar explorar mundos nuevos,el otro día estuve en otro planeta,pero es que estaba demasiado nublado;por lo demás,estaba bonito.¿y tú?
-yo tengo prisas que he de volver a mi casa porque tengo que terminar mi nave espacial.
-¿qué vas a hacer?
-que para huir de Cupido me tengo que marchar por un tiempo.
-¿cómo has hecho la nave?
-con fósforos,y los he ido pegando con chicle.
-pues suerte y que veas muchas estrellas.
-sí,quizás me enamore de la fugacidad de un instante sin presencia de Cupido.
-hasta luego.
-adiós,gracias.

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