un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, a partir de aquí los número se repiten y mi vida se convierte en una fracción de segundo que apenas se percibe dentro de lo efímero y lo absurdo del infinito paradigmático del ser. nuestras vidas se llenan de erotismo y una ficticia alegría, algo espantoso, pero tentador,como esos pequeños recuerdos que tienen tentáculos y que me hacen llorar al adherirse a mis pupilas. me sumerjo en una depresión prevacacional y me echo a llorar odiando el feroz egoísmo de la sociedad. salgo fuera, me siento en un banco y delante unas chinas se tocan las rodillas mientras cantan una canción horripilante. fuman,se dan la vueltan y sonríen como estúpidas. me enamoro de ellas y me hiere el tiempo. me hiere la vida, me hiere morir. bla, bla, bla, yo a veces pienso que sería mejor que nadie pudiese hablar. entonces te diría te quiero bajándote los pantalones y diciéndote, mon amour, quiero que dejes de quererme. sólo consigo ver fórmulas físicas y tablas periódicas, y pienso que de verdad, esta falta de sueño me está volviendo realmente loca. que te odien y que no puedas odiar es bueno para satisfacer tu estéril ego y tu vanidad.bah, mejor me voy a otro planeta más bonito.

nos estamos muriendo poco a poco.

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nací muerta y ahora moriré viva.