Se bifurcan nuestros sueños
en hileras de telarañas
que copulan en el cielo
sobre nuestras pupilas inundadas en lejía.
Estrellas gigantes bicéfalas
adormecidas sobre tu pecho
nos abren un camino convexo
hacia la oscuridad de una mañana ahogada
en la luz crepuscular de nuestras mentiras.
Y sobre los huesos de mi cadera
cruje tu corazón de plastilina recia,
drogado con el ácido sulfúrico que cae de las cuevas de mis ojos
hambrientos de los ríos de tu sinfónica sonrisa.
Mueran mis ojos hoy.
Mueras mañana en mí.
Muera mi corazón que no deja de escupir por esas branquias
el veneno que aborta de sus entrañas,
ese dolor que es mecido por tus dedos
que queman mi vida
como sanguijuelas de plomo ardiendo
sobre la lava del volcán de mi sufrimiento.
Mañana serás un recuerdo

colgado de la pared de mis venas
que buceará constantemente
entre las piedras ácidas de mi cuerpo,
y sentirás este sabor a vida
quemando la deformidad de tu amor.
Mañana volverás a mí,maldito necio,
porque yo no volveré a tí
jamás.

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nací muerta y ahora moriré viva.